lunes, 9 de mayo de 2011

No se le ocurra!

No es novedad decir que el sistema de justicia en Guatemala es un esperpento.  Muchos lo calificamos como una enorme cloaca blanca frente al edificio de Finanzas Públicas, de donde solo puede salir excremento y bazofia.
Yo he tenido que sufrir las inmundicias que se plasman en papel y las titulan como “sentencias”, acatarlas y cumplirlas con el corazón roto y lagrimas en los ojos luego de que una juez de familia decidiera que mis años de padre responsable para ella y el sistema, no valían nada.  Fui padre soltero y aunque nunca quise que se me diera una medalla por tal situación, tampoco me avergoncé, solo quise que por lo menos se me respetaran mis derechos, en virtud de la responsabilidad al no salir corriendo dejando hijos por el mundo sin afrontar la consecuencia de mis actos.  Criar a mi hija (con innumerables ayudas) es una de las experiencias más edificantes en la vida, que sin lugar a dudas me hizo madurar y ser el hombre exitoso que hoy soy.  Años más tarde la madre, que evadió su responsabilidad durante siete años, “reaccionó” y en menos tiempo del que me esperaba junto a nuestro flamante sistema de justicia me dejaron sin mi hija y con un sabor a injusticia en la boca, que difícilmente podré superar.
Viene esta acotación hoy porque me enteré que a un amigo mío (separado de la madre de sus hijos) un juzgado le quitó a sus hijos también.  Su historia es un tanto distinta puesto que a él se los había dado un juzgado al haberlos encontrado encerrados sin comer, después de días de haber estado sin el cuidado de la irresponsable madre.
Perseguida por el cargo de conciencia que significa ser una madre irresponsable, esta alma en pena  tiempo después reclama la devolución de sus hijos.  ¿Para que? Pregunto.  Con mi amigo tenían cuidado de sobra, educación, ropa, salud, recreación, comida y sobre todo amor.  Lo peor de este caso es que también el juez accede ante la “parte más débil” como les gusta llamar a las mujeres, y “sas” que hay que darle a los niños.
¿Me pregunto si los jueces de familia podrán dormir en las noches pensando que muchos niños y niñas viven con la parte equivocada, la menos conveniente, o en el mejor de los casos la que los usa como arma de venganza?.  Me respondo continuamente que ellos están acostumbrados a eso, no les importa, lo que les importa es cobrar al final del mes, no meterse a problemas con los abogados de “la parte más débil” y conservar el “hueso” hasta la anhelada edad de retiro.  Como la política en el OJ (Organismo Judicial) es la del menor esfuerzo, no se preocupan por investigar, por corroborar la realidad, ver más allá de las lágrimas y dramas que les es muy fácil hacer a “la parte más débil”.
Si usted tiene hijos, es hombre, tiene pruebas de peso para creer que le pueden dar la custodia de sus hijos y tiene la inocente idea de pelearlos en un juzgado de familia, piénselo, he sabido de muchos casos como el mío y el anterior; en los que lo más recomendable es jugar al tonto con la madre, negociar, mentir, actuar, ya que de utilizar el sistema de justicia terminará burlado, expoliado y humillado, peor aún, sin sus hijos.  No se le ocurra, no es cobardía, es el consejo de un padre responsable al que, como muchos; el sistema discrimina por el hecho de tener bigote, pene y no poder llorar con facilidad.
EzP

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